coaching antiaging

Método Carmen Giménez-Cuenca


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¿Quieres ser inmortal?

No se trata sólo de una pregunta efectista. En la actualidad, la ciencia, la tecnología y poderosos mecenas respaldan ya esta cuestión. En mis anteriores posts te he ido contando cómo podemos ya revertir la edad biológica hasta 20 años por debajo de la edad cronológica y cómo la medicina biomolecular promete, en las próximas dos décadas, extender la expectativa de vida (en la actualidad alrededor de los 120 años) hasta los 300 años en un cuerpo humano, pero el tema da aún mucho más de sí.

Un grupo de billonarios entre los que se encuentran Richard Branson (Virgin), Bill Gates (Microsoft), Larry Page (Google), Jeff Bezos (Amazon), Arthur Levinson (Apple) y Peter Diamandis ( empresas espaciales) están invirtiendo grandes cantidades de dinero en proyectos relacionados con la longevidad. Ellos mismos cuidan con esmero su alimentación y los otros aspectos de los protocolos antiaging con el objetivo de mantenerse sanos el tiempo suficiente hasta que la ciencia y la tecnología les permita mantenerse con vida más allá de expectativas hasta ahora imaginables. No hablo de los 300 años, como anticipo de la esperanza de vida indefinida, que se han marcado como meta los biogerontologos Aubrey de Grey, Bill Andrews y otros investigadores ilustres. Estoy hablando de inmortalidad.

Bill Andrews y Aubrey de Grey, biogerontólogos

Bill Andrews y Aubrey de Grey, biogerontólogos

Los mecenas que antes he mencionado están apoyando el megaproyecto Initiative 2045 liderado por el joven magnate ruso Dmitry Itskov. Este proyecto pretende la sustitución del cuerpo biológico por un avatar artificial al que se le transferirá la consciencia humana, logrando la inmortalidad de los seres humanos, cumpliendo así el gran sueño de la humanidad. El 60 % de la tecnología necesaria parece estar ya disponible y durante los próximos 30 años se logrará el 40 % restante.

Dmitry Itskov, fundador de Initiative 2045, con su avatar

Dmitry Itskov, fundador de Initiative 2045, con su avatar

Para lograrlo, han reclutado a los mejores biotecnólogos, informáticos, ingenieros, físicos y médicos para la más grande y fantástica aventura evolutiva consciente que emprende el ser humano. Este proyecto de inmortalidad cibernética se inició en 2011 y en la actualidad participan científicos de prestigiosas universidades y centros de investigación, especialistas en el campo de interfaces neuronales, robótica, órganos y sistemas artificiales.

La tecnología necesaria para descargar la información almacenada en el cerebro humano a una red de datos y convertir nuestra conciencia en un software cuya representación sería un holograma, deberá superar varias etapas: Primero, la creación de un robot replica humana “Avatar A” con un sistema interface informático para enlazar la mente al mismo. A continuación, crear un sistema soporte para el cerebro humano, el cual conectará con el “Avatar A”convirtiéndole en “Avatar B”. El tercer paso, llamado “Avatar C”, será desarrollar un cerebro artificial al cual transferir una consciencia individual con el objetivo de lograr inmortalidad cibernética.

Los impulsores de este proyecto defienden la necesidad de utilizar tecnología punta para la mejora del propio ser humano y no sólo de su entorno. Opinan que la implementación de este proyecto tecnológico supondrá irremediablemente una explosión en el desarrollo de innovaciones y cambios globales en nuestra civilización y mejorará la vida humana.

Dmitry Itskov también cuenta con el apoyo de algunos líderes espirituales, entre ellos el Dalai Lama, muy familiarizado con los temas de ciencia y tecnología, ya que desde hace 15 años viene convocando un encuentro anual con reputados científicos internacionales con el objetivo de aproximar ciencia y espiritualidad. En una reciente reunión con Dmitry Itskov en su residencia de Dharamsala, una pequeña ciudad de la montaña en el norte de la India, el Dalai Lama ha apoyado y discutido los hitos de Proyecto Avatar. Citando sus palabras: “Hemos de llevar a cabo este experimento con pleno sentido de la responsabilidad y respeto por la vida” Para el Dalai Lama, desarrollar un cerebro artificial que entienda la naturaleza de la consciencia humana podría ser factible, y sería muy beneficioso para el desarrollo de la ciencia futura.

Dalai Lama y Dmitry Itskov

Dalai Lama y Dmitry Itskov

Como dijo Malraux, “el siglo XXI será espiritual o no será”. En palabras de Itskov, “la inmortalidad es un medio para transformar y mejorar la consciencia humana”, la vía para un espíritu humano más elevado y sublime. Para lograrlo, es preciso alcanzar estados superiores de consciencia a través de ejercicios de meditación, respiración, visualización y sueños lúcidos, además de una alimentación adecuada. Para Itskov la neohumanidad habrá de basarse en cinco altos estándares: alta espiritualidad, alta ética, alta cultura, alta ciencia y alta tecnología. A mi modo de ver ello resultaría imprescindible, pues de faltar alguno de estos altos estándares el proyecto no se lograría o, lo que sería mucho peor, se realizaría de modo perverso.

Hoy día, la rápida expansión de las nuevas tecnologías está transformando nuestro paradigma social. Este cambio nos conduce a velocidad cada vez más acelerada hacia la Transhumanidad, el nuevo proceso “autoevolutivo” que podría darnos la capacidad de dirigir nuestra evolución: el ser humano decidiendo lo que quiere o no quiere ser en el futuro.

Cuesta imaginar cómo sería habitar un cuerpo-vehículo de materiales y tejidos artificiales… Demasiado retador para nuestro ego… La alternativa “natural” de extender indefinidamente la existencia de nuestro propio cuerpo biológico resulta mucho más confortable y tranquilizadora. En cualquier caso, contamos con un margen de 30 años para posicionarnos ante esta inquietante y controvertida posibilidad. Parece que las personas más jóvenes y con mayor nivel cultural son las que ven con mejores ojos esta transmutación cibernética. A medida que ampliamos los conocimientos adquirimos una comprensión más profunda de la vida, la consciencia, los valores, las relaciones… Los pensamientos cambian y la mente, que es flexible, se transforma…

De momento, la polémica está servida.

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